El nuevo contexto político regional, las alianzas entre los fundamentalismos religiosos y el gran capital y la respuesta a nivel social fueron temas de debate ayer y hoy en México, en el marco de la III Conferencia Regional de Latindadd “Nuestra América en Disputa”.
El jueves, en la mesa económica denominada “La agenda de las élites versus las demandas sociales”, Flora Partenio, de la red de feministas del Sur global DAWN y de la Plataforma América Latina mejor sin TLC, afirmó que las élites “han revisitado nuestras demandas, han redefinido las palabras, han transformado la agenda y se han apropiado” de los lenguajes de la lucha de organizaciones y movimientos sociales, y los devuelven en forma de narrativas que justifican los tratados de comercio e inversión y los préstamos de organismos multilaterales; en la negociación del gobierno argentino con el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, se incluyó un capítulo de equidad de género.
Mediante preguntas, Flora llamó a visibilizar también otras operaciones discursivas de las élites y del gran capital: ¿Hablamos de economía colaborativa o de trabajadores de plataforma precarizados? ¿Hablamos de desvinculación o despidos, o ahora hablamos de que una aplicación de celular puede bloquear a un trabajador que reparte pedidos a domicilio en bicicleta o en moto? ¿Hablamos de economía colaborativa para los jóvenes o hablamos de nuevas formas de encubrimiento del trabajo precarizado? ¿Hablamos de microemprendedoras o hablamos de endeudadas? ¿Hablamos de empoderamiento de las mujeres o hablamos de nuevas formas de instrumentalización de las mujeres?
En América Latina, señaló Flora, hay gobiernos como el argentino que pretenden apropiarse del discurso de equidad de género, y otros, como el de Brasil, que condenan lo que llaman “ideología de género”. En uno y otro caso, “se están desmontando las políticas de igualdad de género, y cuando decimos género pensamos también en identidades y disidencias, en políticas destinadas a trans y travestis, a lesbianas, a no binaries”.
“En cualquier caso, ya sea que se apropien de nuestra agenda o que la condenen, están desarmando todo lo conseguido. Y es cierto que esta alianza que se está viendo en América Latina tiene mucho de tejido entre fundamentalismos económicos y fundamentalismos religiosos”, advirtió Flora, y llamó a desmontar las campañas de promesas de falsa equidad de género, que en realidad ocultan la destrucción de una agenda política de igualdad de género que nosotres conseguimos en las calles, y que no fueron dádivas de los gobiernos.
Para desmontar estas narrrativas, no sólo es necesario producir conocimiento, sino revisar cómo construimos nuestras propias agendas en nuestras organizaciones. Una buena noticia es la capacidad del feminismo de articular distintas luchas en un sentido anticapitalista y antirracista, porque esto permite contemplar la heterogeneidad de las demandas del campo popular.