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Una nueva oleada de tratados de comercio e inversión se cierne sobre nosotrxs. ¿Cómo abordarla? Este texto lanza propuestas basadas  en los aprendizajes de las resistencias feministas en Abya Yala a la anterior oleada1.

1- Léelo desde tu lenguaje

Evita usar su lenguaje. No nos pensemos como mano de obra (¿se creará empleo?), consumidorxs (¿bajarán los  precios?) o emprendedorxs (¿cómo aprovechar las oportunidades de negocio?). No caigamos en la trampa de rebatir sus argumentos desde su terreno. Nuestro lenguaje es otro: ¿Cómo profundizan estos acuerdos la mercantilización de lo vivo? ¿En qué medida nos amputan la capacidad de decisión sobre los procesos vitales personales y colectivos? ¿Qué papel juegan en la posibilidad de vivir vidas que merezcan ser vividas hoy y a futuro, en un planeta vivo?

2- Léelo en múltiples idiomas 

Que no nos enfrenten. No los leamos en la lengua imperialista de los países en competencia. Los acuerdos asientan un proyecto que confronta al poder corporativo con la vida en común. El conflicto entre pueblos y capital atraviesa fronteras, aunque no es lo mismo habitar las zonas de acumulación del nueva oleada requiere una lucha internacionalista que se responsabilice del colonialismo histórico y el neocolonialismo actual.

3- No lo leas por fascículos

¿Nos interesa hacer análisis de impacto? Fascículo 1: “qué sucedería si el Acuerdo Transpacífico, TPP2 , se aprobara”. Fascículo 2: “qué sucedería si cambiara una coma”. Sí y no. Para posicionarnos, necesitamos anticipar los efectos que tendría un acuerdo. Pero sin quedarnos ahí, pensando que estos pueden ser buenos o malos (así que mejoremos su redacción), o que si el acuerdo no se firmara nos libraríamos del problema. Lo relevante es identificar el proyecto que subyace y precede, y que utiliza los acuerdos (todos juntos, en oleada) como un instrumento para asentarse.

4- No te leas las 1400 páginas de anexos

El tratado entre Canadá y la Unión Europea, CETA3 , tiene 1400 páginas de anexos. ¿Es indispensable leerlas para rechazarlo? Sí y no. El trabajo experto es fundamental, pero hay que evitar los riesgos de sobredimensionarlo: caer en el desaliento, perdernos en un laberinto de información, dictaminar desde el piso de arriba cómo debe movilizarse el piso de abajo, la población afectada. Lo técnico es un instrumento para el accionar político. Usémoslo para saber qué está en juego y cómo se está jugando la partida. Tú y yo, que  no hemos leído los anexos, también podemos criticar el CETA.

5- No lo leas en soledad

Léelo junto a otras. Busca lo común desde la parte que mejor entiendas (¿la campesina?, ¿la de salud sexual y reproductiva?…) y apórtala a lo colectivo en lugar de empeñarte en que tu tema es prioritario. Leamos junto a otrxs partiendo de nuestra común condición de vidas enfrentadas al poder corporativo. Aunque sabemos que la suma de voces diversas más que dar lugar a una voz armoniosa es distorsionante, obliga a enfrentar las desigualdades que nos  atraviesan. Abordémoslas para constituirnos como sujeto político incluyente.

6- Busca el final violento del cuento

Los acuerdos parecen un cuento infantil donde se devora a niñas y niños: la violencia se oculta tras letras aparentemente inocentes. Que no nos adormezcan con palabras engatusadoras. La anterior oleada vino con promesas de empoderamiento económico y de derechos culturales que el neoliberalismo de colores iba a colmar. No hay que reformar, suavizar, meter cláusulas sociales, ambientales o de género; hay que rechazar de plano todo acuerdo, como paso imprescindible para apostar por esos otros mundos distintos, mejores, posibles. Para ello, necesitamos un relato diferente, en oposición directa.

7- Quémalo en la hoguera y escribe otra historia

¿Cuál es la alternativa? No la tenemos clara, pero sí tenemos pistas: debe ser una historia en ruptura con la que nos han contado hasta ahora.

7.1- Si nos dicen TTIP, decimos territorio4

El capital se expande globalmente, nuestra contrapropuesta es que el territorio sea el núcleo de organización socioeconómica y política. El territorio es la tierra (que también está bajo el asfalto) con los ecosistemas que alberga; y los cuerpos que la pueblan junto a las relaciones que tejen. Es el territorio cuerpo-tierra, atravesado de conflictos. Defenderlo no significa sacralizarlo, sino reconstruirlo para que, en él, quepamos todxs en nuestra diversidad.

7.2- Sinos dicen TISA, decimos comunes5

Los acuerdos eliminan trabas a la posibilidad de convertir todo en nicho de negocio. Frente al avance de esta lógica biocida, la apuesta pasa por desmercantilizar la vida, y por construir una responsabilidad colectiva en torno a los procesos que la sostienen, desprivatizando y desfeminizando esa responsabilidad. Esto requiere reconvertir los medios de producción (de capital) en medios de reproducción (de la vida en común); cuestionar la masculinidad asociada a un delirio de autosuficiencia y la feminidad acosada por la ética reaccionaria del cuidado; y borrar la lógica de servidumbre por la cual la clase patrona da por hecho que hay otra clase, identificable por sus marcas raciales, cuyo único sentido vital es servirle.

7.3- Si nos dicen TPP, decimos soberanía

La nueva oleada implica un secuestro de la capacidad de decisión al expandir el espectro de lo metapolítico. Nuestra propuesta es la contraria: que la política no empiece donde acaban los mercados, sino que los mercados comiencen donde lo decidamos políticamente, desde una concepción de la política que desborda con mucho lo institucional. Consigamos soberanía sobre la vida colectiva. Una soberanía que podríamos definir como feminista porque se arraiga en lo cotidiano, en la vida misma.

8- Un manual está muerto, escribamos una historia viva

Al leer los acuerdos, queremos ir tejiendo un lenguaje de confrontación, internacionalista, que nos incluya en lo que tenemos en común y en la diversidad, que llegue a cualquiera y cualquiera pueda usarlo, que nos sea útil para oponernos al poder corporativo a la par que abordamos nuestras desigualdades. Con él, queremos escribir otra historia, una que, usando otros referentes (no los de su lenguaje mercantil, sino los de la vida, los de nuestro lenguaje plural), nos sirva para construir un mundo donde sí quepamos todxs: donde tengamos soberanía sobre el buen convivir, articulado como responsabilidad común y arraigado en el territorio cuerpo-tierra. ¡En
ello estamos!

Amaia Pérez Orozco es economista feminista, activista de diferentes movimientos sociales en Europa y América Latina, doctora en Economía Internacional y Desarrollo y autora del libro Subversión feminista de la economía.

NOTAS

1 Amaia Pérez Orozco (2017), Aprendizajes de las resistencias feministas latinoamericanas a los tratados de comercio e inversión. Del no al ALCA al cuestionamiento
del capitalismo patriarcal, OMAL. Disponible en: http://omal.info/IMG/pdf/resistencias_feministas_latinoamericanas_frente_tratados_comercio.pdf

2 Trans-Pacific Partnership, abarca a países a ambas orillas del océano Pacífico y está a la espera de que el EEUU de Donald Trump retome negociaciones.

3 Comprehensive Economic and Trade Agreement, que entró provisionalmente en vigor en septiembre de 2017 a la espera de quesea ratificado por los parlamentos de los países miembro de la UE.

4 Transatlantic Trade and Investment Partnership, entre EEUU y la UE, en negociaciones desde 2103.

5 Trade in Service Agreement, negociado por 23 países miembros de la Organización Mundial del Comercio.

* Este texto es un resumen y adaptación del artículo aparecido en la Revista Pueblos número 76: http://www.revistapueblos.org/blog/2018/02/18/pueblos-76-primer-cuatrimestre-de-2018/

Este artículo está publicado en el DAWN Informa Junio 2018.  

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