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Solidaridad internacional ante la crisis en Nicaragua

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En América Latina, hace 10 años nos costaba imaginarnos escenarios en los que se retrocedía tanto en las libertades y los logros de la democracia como los que estamos viviendo en Venezuela y Nicaragua de forma flagrante y en otros países de la región de formas más sutiles. Aunque, podríamos argumentar que las dudosas elecciones subnacionales de 2008 en Nicaragua fueron un indicio de lo que se vendría.

Foto: Voice of AmericaPareciera que la agonía de sistemas de gobiernos electos en condiciones cuestionables y con prácticas totalitarias no diera tregua a las víctimas, que no sólo están poniendo en riesgo su libertad, como se podría esperar en un retroceso de la democracia en algunos países de la región, sino que ponen en riesgo sus vidas por el sólo hecho de defender su libertad.

La descripción de este triste episodio que está viviendo Nicaragua era uno de los peores escenarios que nos imaginábamos una década atrás y retoma las peores prácticas de las represiones de los regímenes totalitarios de los años setenta.  Jóvenes estudiantes mueren en manos del Estado, de sus aparatos de represión, tanto estatales como paraestatales. Los relatos de estos días sobre las fuerzas públicas y paramilitares que le dieron una golpiza a una joven mujer de 21 años embarazada[1], diciéndole que no se detendrían hasta matar a su bebé, lo que efectivamente hicieron, ponen en evidencia la pérdida de la Humanidad en defensa de un régimen y su caudillo opresor.

No es la primera vez que el cuerpo de una mujer es golpeado sin piedad, muchas mujeres sufren esas formas de violencia en América Latina y en el mundo entero, podrán argumentar algunos. El cuerpo de las mujeres ha sido y es el territorio que se invade, maltrata y abusa en todos los conflictos civiles y militares, es el territorio dónde se afirman los abusadores hasta en épocas de paz.

Tampoco es la primera vez que las fuerzas del orden se colidan con fuerzas paramilitares para reprimir a civiles, amenazarlos, torturarlos, y matarlos. Ni es la primera vez que jóvenes estudiantes inician una resistencia organizada a regímenes represivos, da igual si son de derecha o de izquierda.

Para América Latina, lo fuerte es ver cómo en el caso de Nicaragua, un régimen que inicialmente llegó al poder por vía de elecciones, se fue perpetuando en el poder por todos los medios, y fue cercenando las libertades hasta poner la institucionalidad y la para-institucionalidad al uso de la represión y la violación de los derechos humanos de hombres, mujeres, niños y niñas.

Las organizaciones feministas de Nicaragua y la región fueron de las primeras en criticar el régimen de Ortega-Murillo, cuando Ortega se oponía a la liberalización del aborto y otras libertades civiles. Hoy en Nicaragua las organizaciones sociales y feministas no pueden ejercer su derecho a opinar y las defensoras de derechos humanos  están preocupadas por su supervivencia.

La comunidad internacional también fue cercada, la Oficina de la Coordinación Residente de Naciones Unidas y las oficinas de agencias y programas de Naciones Unidas ya se habían retirado hace pocos años cuando el régimen de Ortega-Murillo los declaró ¨no gratos¨. Las autoridades de derechos humanos de la región están expresando sus preocupaciones de forma permanente en los medios y oficialmente hace varias semanas[2].

Foto: Voice of America

En la región y el mundo hemos tomado consciencia de que estamos ante una crisis profunda en Nicaragua, y seguimos siendo espectadores del deterioro de una democracia que han roto. Es hora de que la comunidad internacional asuma que quienes huyen de Nicaragua ahora y de Venezuela desde antes, son en muchos casos refugiados y no simples migrantes económicos. La economía se cae a pedazos, pero la democracia ya no existe, Ortega y Murillo han demolido el estado de derecho.

Volvemos a tener refugiados políticos en la América Latina continental, es hora de asumirlo y darles refugio en esas condiciones. Esto no será suficiente, ya que aquellas personas que no pueden salir o no tienen medios para llegar a las fronteras sin ser capturadas o asesinadas por las fuerzas del orden militares y paramilitares, no ven aún una salida a estas nuevas dictaduras.

Quienes vivimos la condición impuesta del refugio, sabemos que la solidaridad internacional y la posibilidad de poder residir como tal  en otros países, nos ayudan a seguir viviendo y a sobrellevar el exilio impuesto por la represión y los totalitarismos.

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[1] https://100noticias.com.ni/nacionales/92225-policia-tortura-embarazada/

[2] Algunos pronunciamientos:

– El 22 de junio, la CIDH publicó su Informe Final: Graves violaciones a los derechos humanos en el marco de las protestas sociales en Nicaragua, el cual cuenta con un Anexo: Listado de personas fallecidas en Nicaragua en el marco de las protestas sociales (19 de abril al 19 de junio de 2018).

– Amnistía Internacional, a través de su Directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas, manifestó que “el recrudecimiento de los ataques en contra de la población civil por parte de agentes del gobierno nicaragüense y grupos parapoliciales que actúan con su aquiescencia en los últimos días demuestra la simulación y falta de compromiso por parte del Presidente Ortega”. https://www.amnesty.org/es/latest/news/2018/06/nicaragua-aumenta-la-violencia-y-la-represion-estatal-a-pesar-de-los-multiples-esfuerzos-de-dialogo/

– En Ginebra, el 5 de julio de 2018, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, urge a las autoridades nicaragüenses a actuar de inmediato para poner fin a la violencia: https://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=23335&LangID=S

– El 18 de Julio de 2018 OEA aprobó una resolución expresando “su enérgica condena y su grave preocupación por todos los actos de violencia” en Nicaragua y manda a desmantelar a los grupos parapoliciales: http://scm.oas.org/doc_public/SPANISH/HIST_18/CP39517S03.doc